18 de noviembre de 2012

Algunas Notas sobre De Profundis y el Psicodrama de Campo


Veamos. Este comentario va referido a un aspecto específico de uno de los juegos de rol que a la fecha más ha tocado mi corazón de cuentacuentos, mi mente de rolero y mi espíritu de lector lovecraftiano, todo en uno. El juego en sí es De Profundis, con un sistema donde la trama se desenvuelve a través de correspondencia entre los implicados.
No voy a profundizar en los fuertes del juego aún, sino que por ahora sólo los mencionaré: terror psicológico y horror personal, locura y desesperación, creatividad y apertura... un destilado con las mejores cualidades de la obra del escritor y caballero de Nueva Inglaterra. Howard Phillip Lovecraft
¿Qué es, entonces, De Profundis? como señalé, la dinámica opera a través de correspondencia. Se define una época y una ambientación para quienes participan, y desde este marco se crean personajes, de manera tal que cada jugador escribe y mantiene relación por correspondencia con los demás integrantes del grupo. Y es este intercambio el que permite el despliegue del horror, del caos, la desesperación y la locura a la que cada jugador da pie a través de su personaje.
No hay narrador, ni tiradas de dados, hojas o tablas. Simplemente imaginación pura.
¿Maravilloso, o no?

Pues bien, otro momento será el de profundizar en esa faceta del juego. Quiero ahora referirme al concepto de "psicodrama", entendido acá no como la técnica psicoterapéutica, sino como el recursos dramático e interpretativo a través del cual cada jugador construye su propia historia y vivencia. 
¿Como funciona esto? Veamos unos ejemplos... ¿recuerdas alguna vieja casa, o una iglesia abandonada, un caserón, una bodega, etc., que de niño te haya causado temor? O quizás el bosque cercano a la casa de tus padres, un túnel o un puente sobre el que se cierne a veces la niebla. El cementerio del pueblo al anochecer... cualquier escenario. Bien, puedes recordar como a veces, siendo niño, tu propia fantasía contribuía a distorsionar o modificar aquello que percibias: "Ey, qué fue ese ruido? suena como pasos..." o "bajo la temperatura, hace frio, seguro aquí hay fantasmas..." lugares, cosas, momentos o estados emocionales donde has vivido situaciones extraordinarias, así como tu propia capacidad de contraponer a la realidad cotidiana tu propia imaginación (obviamente siendo capaz de comprender que es un juego).
El psicodrama opera de esa manera. Caminas por una calle oscura y puedes permitirte ver cómo las sombras se mueven, te siguen y buscan tu calor. La niebla ya no es sólo niebla, sino una presencia tangible, parte de un ser enorme que busca engullirte en sus tinieblas... la oscuridad del armario, tu propia imagen en el espejo... todas son puertas al terror, al miedo, la fantasía... 
Esa es la esencia, a mi parecer, de este tipo de psicodrama. Jugar con tu percepción, darle alas, hacerla crecer, diluirse, complejizarse y volverse una experiencia única. Y si lo deseas, transmitirla, compartirla con otros y recibir sus propias vivencias. Ese es el motor de De Profundis, para mí, no sólo un juego de rol, sino un juego literario. No sólo crear personajes, sino percibir lo que él o ella puedan percibir. Todo esto, obviamente, sin olvidar que es un juego, reconociendo que el terror, la locura y esas emociones muchas veces calificadas de "negativas" son sólo una arista más del diamante que es nuestra conciencia. 
 Eso sería por esta noche, aún tengo varias ideas y apuntes que comentar sobre este juego en particular,, pero las dejaré para otro momento. Por ahora, me doy por satisfecho si he logrado transmitir un poco de la emoción que personalmente me genera este "dispositivo" de creación. Pero bueno, basta por ahora de palabras, ya los cuervos graznan en mi ventana y es hora de que me interne en la oscuridad de las calles, en busca de nuevos secretos... 
¿Qué nuevo horror me esperará en el camino?

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