Y bueno, ya el mundo no se acabo´
ni nada por el estilo. Tampoco se dividieron las aguas ni bajaron los
alienígenas de ninguna parte... claro que han pasado una enorme cantidad de
cosas pero, sinceramente ¿cuándo no ha sido así?
Se acabó el calendario maya –o
más bien se terminó este giro del mismo- y las cosas siguen bastante parecidas
a hace un año atrás. O tal vez no tanto, y quizás lo que corresponde ahora es
agradecer. Si bien ha sido un año rudo tanto en lo laboral como en lo
económico, he salido con buen pie, tanto que incluso he podido mantener mis
intereses personales y ñoñísticos, como la lectura, la escritura, e incluso los
juegos de rol… notable avance por esa línea, sobre todo considerando que en
anteriores años apenas si lograba asistir a un evento aislado durante el año.
Además del simple placer de
contar historias, pude ver que contra lo que esperaba, me he dado un gusto tras
otro, incluso sobrepasando de manera irracional los montos de plata que
usualmente destinaba a mis “vicios”, comprando textos y manuales, leyendo a
deshoras o sentándome a escribir en momentos totalmente irrisorios. ¿Y qué
pasó? pues que finalmente todo esto contribuyó a mantener mi cordura casi
intacta, incluso por sobre todas las cosas ocurridas en este periodo: la
enfermedad de mi madre, el exceso de carga laboral y el nivel de exigencia en
cuanto a la calidad de mi trabajo. Más aún, en varias ocasiones mis propios
hobbies han sido una fuente de inspiración y ayuda para hacer bien mi labor, e
incluso mejor que antes. Así que puedo decir por experiencia que tanto la
lectura como los juegos de rol, en general, no sólo te ayudan y estimulan, sino
que en verdad favorecen que preserves ese pequeño espacio interno del que sale
todo lo que denominamos palabras y conductas…
Un punto aparte y remarcado sacan
mi pequeña Antonia, que con sólo dos meses ya es toda una princesa y aventurera
en su propia casa y no dudo que con el tiempo éste y otros pasatiempos serán
motivo de unión y compartir juntos, fortaleciendo nuestra relación… no será
sólo mi princesa, sino también paladina, hechicera, superheroina o ángel,
cambia formas, criatura del pantano o espíritu elemental, lo que ella quiera
ser… y podré estar a su lado en todo esto ¿Qué padre ñoño no se sentiría
afortunado con ese panorama? En verdad, a veces no puedo esperar para poder
leerle las historias que he escrito antes, o los cuentos que me encantaría
poder escribir en el futuro, y oir sus propios relatos de aventuras…
Si, a estas alturas no queda otra
que calificarme de afortunado, pues aunque no todo ha salido este año como yo
esperaba o quería, las cosas han avanzado de manera extraordinaria y
maravillosa. Cuento con una mujer extraordinaria a mi lado como compañera,
dulce y fuerte. Una familia por demás increíble, con una hermana con la que ni
la distancia nos separa, y unos sobrinos que son mi orgullo… ni que decir mi
madre, que siempre ha sido un ejemplo insuperable de fuerza de voluntad,
entrega y amor. Y mi hermana Moni, que aunque se ha ido físicamente a otro
plano, pues sigue de una u otra manera claramente marcando presencia en nuestra
familia…
Raya para la suma, un buen año, de
aprendizajes, porrazos y levantamientos de gran calibre. Esperando que el 2013
sea aun mejor para todos y todas…